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Las primeras semanas de Julio, la intensidad de las protestas, resultado del asesinato de George Floyd, se ahn ido disipando. Esto ha sido un tema de reflexión para mucha gente, que ve la necesidad de entender un objetivo más allá de lo inmediato al salir y protestar.
Para entender ese objetivo, es necesario tener en cuenta fenómenos que se están volviendo cotidianos, y son reforzados por eventos como la protesta de supremacistas blancos en el State House de Columbus, Ohio, el sábado 18 de Julio. Es increíble e impensable que se haya normalizado el hecho de que personas civiles, porten armas automáticas en una protesta pública, con el pretexto de luchar por la libertad. Es impensable que la lucha por la libertad se limite al “derecho” de no usar una máscara para proteger al prójimo o a portar armas sin el menor control. Es increible como esta sociedad supremacista, machista y racista ha degradado la palabra Libertad.
Si la democracia y su discusión política, en este país es entendida desde una perspectiva tan baja, estamos en graves problemas. Desde el poder, especialmente desde la Casa Blanca, se han explotado todos los miedos causados por la desinformación, el odio y tristemente el racismo. A este país le cuesta mucho aceptar y aprender de “las diferencias” y “del otro”, de lo que no es un estándar, y ahora ese sentir se ha exacerbado intencionadamente en los estratos más vulnerables a los mensajes de miedo y odio. Digo vulnerables, porque hablamos de gente ignorante, con miedo, incapaz de entender y trabajar su ansiedad por el futuro, refugiada en armas y en miedos abstractos y absurdos, pero esta gente vulnerable e igualmente peligrosa, por algo los fascismos siempre se han creado con marginados sociales y con gente de espíritu cobarde e incapaz de trascender.
En la protesta de supremacistas blancos, este sábado, me encontré buscando simbología nazi, simbología ligada a movimientos fascistas contemporaneos, para tratar de establecer nexos intelectuales y organizativos y por razones de registro, pero la verdad es que llegué a percatarme de algo muy grave, esos simbolos ya no son necesarios, porque han sido reemplazados por banderas pro Donald Trump, banderas confederadas, insignias de milicias y camisas hawaianas, pero sobre todo, tristemente, por la bandera de los Estados Unidos de America, que junto con la palabra Libertad, en ciertas manos y en ciertas bocas, equivalen a los más abyectos simbolos fascistas. Triste, pero real.
Es perturbador saber que gente que cree que romper banderas de china en público, como si este acto tuviera alguna relevancia en una lucha por controlar, abolir y eliminar el racismo aquí, en Estados Unidos de América, o que temen a algo tan abstracto como ANTIFA (cómo alguien con un poco de decencia, puede estar en contra de algo que simboliza el Anti Fascismo?), están permitidos de utilizar armas, formar milicias, y además están protegidos por el poder político. Es una verguenza.
Estados Unidos de América, en el año 2020 se siente tan explosivo y repudiable como una Alemania nazi en 1938. El peligro de un despertar de una guerra civil que no se terminó de resolver en más de un siglo es obvio. Es triste saber que el liderazgo está en las manos en las que está, y que sus acólitos y seguidores son gente pequeña, cobarde y sin capacidad de entender el mundo actual.
El objetivo final de todo este movimiento y protesta que debe reforzarse, debe ser vencer esta naturalización del odio y del crimen fascista que se está tomando las calles de este país gracias a la clase política que está en el poder.